RESUMEN DE LA TEORÍA EXPUESTA EN EL TALLER PARA PADRES Y NIÑOS CELEBRADO EL PASADO DÍA 18 DE NOVIEMBRE
Por Isabelle Beaudry Bellefeuille,
Lda. en Terapia Ocupacional por la Universidad Mc Gill (Canadá).
EL ENFOQUE DE LA INTEGRACIÓN SENSORIAL
Qué es la integración sensorial
Podríamos definir la integración sensorial como la capacidad que posee el sistema nervioso central (S.N.C.) de interpretar y organizar las informaciones captadas por los diversos órganos sensoriales del cuerpo. Dichas informaciones, recibidas por el cerebro, son analizadas y utilizadas para permitirnos entrar en contacto con nuestro ambiente y responder adecuadamente.
La Teoría de la integración sensorial fue creada para abordar problemas de aprendizaje en los niños. Se trata, más que de una técnica específica, de un enfoque terapéutico. Su creadora fue Jean Ayres, terapeuta ocupacional estadounidense, que formuló dicha teoría de la integración sensorial a partir de sus propias investigaciones y estableció también la evaluación y el tratamiento de las disfunciones de integración sensorial.
El proceso de la integración sensorial
La integración sensorial es un proceso neurológico y la teoría de Ayres establece la relación existente entre dicho proceso neurológico y el comportamiento. Ayres desarrolló su teoría de integración sensorial con el objetivo de describir, explicar y predecir las relaciones específicas entre el funcionamiento neurológico, el comportamiento sensori-motor y el aprendizaje académico.
En un individuo normal, el desarrollo de la integración sensorial se verifica automáticamente siguiendo una serie de etapas sucesivas, de las cuales las primeras van preparando las siguientes. El desarrollo de la integración sensorial empezaría durante la vida fetal para llegar a la madurez alrededor de los 10 o 12 años. Después, la integración sensorial sigue perfeccionándose durante toda la vida.
En el primer nivel de desarrollo, las experiencias táctiles, vestibulares y propioceptivas ejercerían una influencia fundamental en el desarrollo del control de los movimientos del cuerpo.
En el segundo nivel, el niño desarrolla habilidades más refinadas. Gracias al desarrollo de su imagen corporal, el niño mejora la planificación de sus movimientos. Una buena integración de las distintas informaciones sensoriales permitiría al niño adquirir una mejor estabilidad emocional con una mejor capacidad de atención.
En el tercer nivel de desarrollo de la integración sensorial, la actividad con una meta determinada adquiere cada vez más importancia. Todo lo que hace el niño tiene un principio, un desarrollo y un fin, y no pierde de vista su objetivo. Los sistemas visual, vestibular y propioceptivo colaboran para permitir la coordinación ojo-mano. Los anteriores niveles de integración servirían de cimientos al desarrollo de la percepción de la forma y del espacio. La percepción visual nos permite interpretar lo que vemos, mientras que la visión es sencillamente el reconocimiento de lo que vemos. La estimulación vestibular sería necesaria para el buen desarrollo de la percepción en profundidad, mientras que los sistemas táctiles y propioceptivo estarían más relacionados con las actividades de manipulación de objetos.
Finalmente, el cuarto nivel es el resultado de un buen desarrollo de la integración sensorial en los anteriores niveles. La integración de numerosas informaciones sensoriales es necesaria para el desarrollo de un buen razonamiento abstracto. Un buen concepto de uno mismo, el autocontrol y la confianza en uno mismo proceden del sentimiento de que el cuerpo propio es un ser sensorial-motor competente y capaz de responder a las demandas ambientales. El desarrollo de una buena integración sensorial permite al niño funcionar bien tanto académicamente como socialmente.
Cada sensación o estimulación sensorial constituye un tipo de información que utiliza el sistema nervioso central para producir respuestas adaptadas.
Sistema táctil:
Formado de dos sistemas:
1) Sistema protector: Responde con movimiento o estado de alerta con el fin de proteger el organismo de un potencial peligro. Si hay hipersensibilidad en este sistema la persona puede ser irritable, hiperactiva o tener dificultades para tolerar ciertos cuidados de higiene por ejemplo.
2) Sistema discriminativo: Puede interpretar la naturaleza espacial o temporal de un objeto. Si la discriminación táctil no es adecuada el niño puede tener problemas con la caligrafía y la motricidad fina por ejemplo.
Sistema vestibular:
El sistema vestibular desempeña un papel importante, junto con los sistemas visual y propioceptivo, en las siguientes funciones: 1) Conciencia subjetiva de la posición del cuerpo y del movimiento. 2) Tono postural y equilibrio. 3) Estabilización de los ojos durante los movimientos de la cabeza.
Los problemas del sistema vestibular son frecuentemente asociados a los problemas de aprendizaje.
Sistema propioceptivo
La propiocepción se define como la sensación de la posición.
La propiocepción nos permite orientarnos en el espacio con nuestro cuerpo o una parte de nuestro cuerpo.
El movimiento activo proporciona la base para desarrollar los modelos neuronales que se utilizan para planificar movimientos cada vez más complejos.
La propiocepción es esencial para la regulación del estado de alerta.
Cuadro clínico de los desordenes sensoriales:
Inseguridad gravitacional:
La integración sensorial del sistema vestibulo-proprioceptivo nos aporta la seguridad gravitacional. El desarrollo de la seguridad gravitacional nos permite establecer una relación de confianza con el mundo que nos rodea. La inseguridad gravitacional puede aparecer cuando el niño intenta asumir una postura o cuando otra persona controla su posición y sus movimientos.
Síntomas:
- Padece ansiedad cuando los pies dejan el suelo.
- Sufre miedo excesivo a las alturas.
- No le gusta tener la cabeza hacia abajo.
- No disfruta en los juegos de parque, no aprecia los juguetes para desplazarse.
- Evita saltar de una superficie más alta a otra más baja.
- Es particularmente lento para realizar movimientos inhabituales.
- Su aprendizaje para subir y bajar escaleras es lento.
- Evita trepar o adoptar posturas nuevas.
- Tiene miedo de caminar sobre una superficie más alta.
- Cuando da vueltas sobre él mismo siente que va a perder el equilibrio.
- No le gustan las curvas bruscas cuando va en coche.
- Parece no juzgar adecuadamente el espacio que le rodea.
- Sufre una reacción de pánico si se le empuja bruscamente hacia atrás.
Reacción de aversión al movimiento:
Las respuestas aversivas se manifiestan por sensaciones de malestar (vértigo, náusea, vómitos, extrema palidez, sudoración) en relación con movimientos rápidos o movimientos rotatorios tolerados por la mayoría de los niños.
Defensa táctil:
Desorden descrito por Jean Ayres en 1964.
La defensa táctil y la falta de discriminación táctil son dos problemas diferentes.
La hiperactividad puede estar asociada a la defensa táctil, pero no siempre.
Síntomas:
-Evita ciertos tipos de prendas (tejidos rugosos, por ejemplo) o tiene una especial preferencia por ciertos tipos de prendas (tejidos suaves, mangas largas).
-En una fila, prefiere estar el último para evitar contactos físicos con otros niños.
-Tiende a retirarse ante un tacto anticipado.
-Evita actividades y juegos que implican contacto físico.
-Aversión a los abrazos y a los besos.
-Aversión a ciertas actividades de la vida cotidiana.
-Aversión a los cuidados dentales.
-Aversión a ciertos materiales de artes plásticas.
-Reacción agresiva ante un tacto ligero sobre brazos, piernas o cara.
-Aumento de tensión ante el acercamiento físico de otras personas.
Reacción de aversión a sonidos y olores:
En ocasiones observamos reacciones negativas a sonidos y olores.
Hipo-reacción sensorial:
El niño no parece percibir bien las sensaciones y, por tanto, las reacciones sensoriales son claramente inferiores a lo esperado. Knickerbocker (1980) afirma que la hipo-reacción sensorial se observa por un comportamiento inmaduro y desorganizado debido a una inhibición excesiva de la información sensorial y un bajo nivel de alerta sensorial.
Síntomas:
-Rompe juguetes.
-Tono muscular bajo.
-Tiene que fijarse para lograr estabilidad.
-Poca fuerza.
-Poca reacción al dolor.
-Se cae y choca frecuentemente.
-Busca input sensorial.
-Se mueve rápido y parece torpe.
-Busca estimulación oral.
-En algunos casos, observamos en él auto-estimulación (golpearse, morderse).
Problemas motores con base sensorial:
El procesamiento vestíbulo-propioceptivo se encuentra a la base del control postural, de integración bilateral y de las habilidades de secuenciación.
Escala de desarrollo
(Preparado por Isabelle Beaudry Bellefeuille, terapeuta ocupacional. Basado en las escalas de Gisèle Talbot, Jean Ayres y Marie-Josée Tessier.)
6 meses
· Sujeta él mismo su biberón.
· Mete los dedos en la comida para llevárselos a la boca.
· Comienza a beber de un vaso normal.
· Acepta bien la introducción de alimentos sólidos blandos (8 meses).
· Comienza a mordisquear objetos.
· Juega con sonajeros, bloques, cuerdecitas. Existe una manipulación activa, es decir, va más allá de simplemente cogerlos para metérselos en la boca.
· Cambia con facilidad los objetos de una mano a otra.
· Golpea los objetos para que se muevan y suenen.
· Se mantiene sentado él solo durante unos instantes.
1 año
· La masticación se desarrolla.
· Lleva la cuchara llena de comida a su boca.
· Coge solo su vaso aunque suele derramar parcialmente el contenido.
· Colabora a la hora de vestirse.
· Se quita algunas prendas solo.
· Desmonta y reorganiza las cosas que manipula.
· Introduce algunas cosas dentro de otras.
· Efectúa una pinza madura con el índice y el pulgar sobre un objeto pequeño.
· Golpea dos objetos para hacer ruido.
· Se mantiene de pie unos segundos sin apoyo.
18 meses
· Come solo con una cuchara (necesita ayuda para terminar la comida).
· Sabe coger y posar su vaso aunque con cierta torpeza.
· Comienza a masticar carne.
· Construye una torre con tres o cuatro bloques (de 2,5 cm.).
- Camina solo y cambia fácilmente de dirección.
· Avanza sentado sobre un juguete de ruedas propulsándose con los pies.
· Sube las escaleras solo.
· Baja las escaleras cogido de la mano.
2 años
· Se alimenta él solo con una cuchara.
· Bebe de una taza (sin boquilla).
· Comienza a beber con una paja.
· Realiza marcas en un papel con un lápiz.
· Construye una torre de 5 a 7 bloques (de 2,5 cm.).
· Ensarta cuentas (de 3 cm.) en una cuerda.
· Corre sobre superficies planas.
· Propina, sin apoyo, una patada a un balón.
· Salta desde una altura de 20 cm.
3 años
· El patrón de masticación madura con movimientos rotativos de la mandíbula se encuentra establecido.
· Comienza a utilizar el tenedor.
· Se quita él solo el abrigo.
· Se pone el mandilón con mínima ayuda.
· Abrocha y desabrocha botones grandes (3 cm.).
· Se lava y se seca las manos.
· Come solo y se ensucia poco.
· Construye una torre de 8 a 10 bloques (de 2,5 cm.).
· Efectúa unos cortes con la tijera en un trozo de cartulina.
· Se mantiene un breve instante sobre un pie.
· Sube las escaleras alternando los pies.
· Trepa fácilmente en los módulos de juegos con escaleras y toboganes.
· Salta desde una altura de 20 cm. y aterriza firmemente con los dos pies a la vez.
4 años
· Abrocha y desabrocha botones (1 cm.).
· Se viste solo con mínima ayuda.
· Sabe usar las tijeras para recortar sobre una línea ancha (1 cm.).
· Opone el pulgar a cada dedo sucesivamente, del índice al meñique.
· Construye una torre de 10 bloques (de 2,5 cm.).
· Verifica una prensión madura del lápiz.
· Colorea dentro de un espacio delimitado sin desviaciones superiores a 1 cm.
· Pedalea con facilidad en un triciclo.
· Atrapa un balón de 20 cm de diámetro.
· Sabe saltar con los pies juntos.
· Se mantiene sobre un pie durante 5 segundos.
· Sube y baja la escalera sin apoyo y alternando los pies.
· Salta sobre un pie (1 a 4 repeticiones).
5 años
· Sabe vestirse prácticamente solo.
· Se limpia solo después de ir al baño.
· Sabe hacer un nudo.
· Sabe sonarse.
· Colorea dentro de un espacio delimitado sin desviaciones superiores a 0,5 cm.
· Recorta un cuadrado con facilidad.
· Recorta un círculo con ligeras desviaciones.
· Salta sobre un pie (más de 5 repeticiones).
· Camina sobre una línea dedos contra talón.
6 años
· Se pone los zapatos en el pie apropiado.
· Escribe su nombre.
· Colorea sin salirse de las líneas.
· Recorta una figura irregular con ángulos y curvas.
· Salta sobre un pie (más de 10 repeticiones).
· Salta, avanzando, alternando entre pies juntos y pies separados, o alternado entre un pie solo o los dos pies a la vez.
· Atrapa y lanza una pelota con facilidad.
7 años
· Sabe atar sus zapatos.
· Sabe untar el pan con un cuchillo.
· Se baña con mínima ayuda.
8 años
· Sabe saltar a la comba.
· Escribe de manera uniforme y legible respetando el espacio entre las palabras.
· Puede utilizar una aguja o alfiler adecuadamente.
9 años
· Corta sus alimentos con un cuchillo.
· Se baña sin ayuda.
· Utiliza herramientas (martillo, destornillador, etc.) eficazmente.
10 años
· Sabe romper y batir un huevo sin derramar.
· Sabe pelar una manzana o una patata con un cuchillo.
Si un niño aparentemente normal no ha aprendido a la edad indicada a realizar varias de las tareas mencionadas y demuestra también algunas de las dificultades que se enuncian a continuación, es probable que padezca problemas de integración sensorial y, por tanto, debería ser evaluado por un terapeuta ocupacional.
· Hace las cosas de un modo ineficaz.
· Parece débil, blando, sin fuerza.
· Necesita más protección que otros niños. Parece inmaduro.
· Sufre muchos pequeños accidentes, como derramar su vaso, caerse, chocar contra objetos.
· Es muy emotivo y tolera mal los cambios.
· Se queja mucho más que otros niños por pequeños rasguños o golpes. Las pequeñas heridas parecen dolerle más que a otros niños.
· Tiene tendencia a ser cabezón y coopera poco.
Bibliografía
Ayres, A.J. (1979). Sensory Integration and the Child. Los Ángeles: Western Psychological Services.
Beaudry Bellefeuille, I., (2003). Problemas de aprendizaje en la infancia: La descoordinación motriz, la hiperactividad y las dificultades académicas desde el enfoque de la teoría de la integración sensorial. Oviedo: Ediciones Nobel.
Beaudry Bellefeuille, I., (2008). Tengo duendes en las piernas: Dificultades escolares, hiperactividad, problemas de conducta, sueño y alimentación vistos por los niños y por la Teoría de la integración sensorial. Oviedo: Ediciones Nobel.